19/8/10

En el contexto de la sociedad de la infomación, donde los avances tecnológicos y la globalización ha posibilitado que las personas tengan un mayor acceso a todo tipo de datos y a transmitirlos sin necesidad de los medios tradicionales, nuevos retos se plantean al quehacer periodístico.


El surgimiento de nuevos fenómenos como el llamado "periodismo ciudadano", alimentado por las redes sociales, o "periodismo 3.0", lleva a muchos a cuestionar la línea entre el bloggero consumado que puede permanecer anónimo pero informa desde su casa y el periodista profesional que es empleado por algún medio.


El periodista responde a criterios de veracidad, equidad y responsabilidad social, cuando muchos de quienes utilizan los medios digitales de forma independiente no responden a ningún marco en especial, lo que puede significar que el profesional se esfuerze aún más en realizar su función según los códigos de su oficio para distanciarse de estas nuevas tendencias de la comunicación.


Lo que podemos acotar es que el contexto actual ha posibilitado que todos seamos comunicadores a una escala más extensa, pero es cierto que el periodista no debe ser una denominación a todo aquel que produzca algún tipo de información, en su sentido más genérico, y lo publique por cualquier medio, pues esto es claro que es prerrogativa de todas las personas según establece en el artículo 29 de la Constitución Política de Costa Rica.


Concordamos con Luis Ramiro Beltrán (La ética periodística en Bolivia; 2004), quien entiende por ética periodística “...la manera moral de ser y de hacer del periodista regida por su profunda identificación con principios y normas de adhesión a la verdad, a la equidad, al respeto por la dignidad y por la intimidad de las personas, al ejercicio de la responsabilidad social y a la búsqueda del bien común”.


Los criterios éticos que rigen la conducta de las personas, exigen que se actúe dentro del marco de las leyes, pero también, demanda que el individuo sopese las cosas desde los preceptos de la moral, que como define la Real Academia Española "no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano".


Este argumento va dirigido al uso de herramientas como la "cámara escondida" en los reportajes que tanto los noticieros de Repretel y Teletica utilizan constantemente, así como son exaltados por los mismos medios como trabajos investigativos fundamentados en el interés público, pero en el que parecen más simples "justicieros".


Es necesario conocer lo dicho por Sala IV en su resolución 05-15057, del 2005, sobre un recurso de amparo interpuesto por un hombre que al que una periodista de Repretel, Canal 6, se presentó en su oficina con otra persona con una cámara oculta para realizarle una entrevista sobre la visa de ingreso de turistas, al que el recurrente se refiere como hecho en "forma clandestina, sin autorización y con evidente mala fe, violando su derecho a la intimidad, vida privada y el artículo 24 constitucional"


La Sala decidió resolver que el recurso en cuestión estaba sin lugar, razonando que "..ante una eventual y aparente colisión entre el derecho a la imagen del recurrente y el derecho a la información ejercido por el medio de comunicación colectiva respecto de información de relevancia pública, opta por concederle un valor preferente al segundo..."


¿No debería la formación periodistica dar al profesional las herramientas necesarias para conseguir el mismo resultado por otros medios no tan cuestionados y que violentan los derechos de otras personas?, como lo expresa la frase "dos errores no hacen un acierto".


O la forma en que los medios viven y continúan reproduciendo los hechos sangrientos y violentos.


Vamos, que dedicar 2 horas de la programación en el espacio del noticiero a un suceso dice mucho de nuestra sociedad, tal y como vimos el pasado miércoles por el accidente del bus de la empresa TUASA, llena de suposiciones e interpretaciones, y seguimos buscando a las familias de las víctimas, aprovechando su dolor, pero volver al día siguiente a conversar con los hijos de las víctimas, vaya que estamos mal.


La noticia basura

En un artículo de opinión del periódico la Nación, publicado el 16 de abril del presente año, Luis Montoya, un comunicólogo, citaba a Pierre Albert en su libro "Histoire de la presse", cuando decía:


Del periodismo se sale como de un prostíbulo”. “Todas esas publicaciones alimentan la ignorancia de quienes hablan sin conocer”. “¿Qué es un periódico? Una obra efímera y sin mérito ni utilidad, cuya lectura solo sirve para darles a las mujeres y a los tontos, vanidad sin instrucción


¿Qué beneficio social se logra con que las personas conozcan sobre los pleitos de los miembros de la farándula nacional, de los chismes, dimes y diretes?, ¿Son acaso estos asuntos temas de interés público?


Las empresas de comunicación no son lentas en llamarse defensores de la verdad, pero no son sometidos a los criterios de responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia que tanto demandan en nombre del pueblo, pero parece que el pueblo tiene una nueva voz y no es la de los medios tradicionales.


Lo peor es que en Costa Rica, las divisiones sociales también se aplica en el marco del acceso a la información, las personas de clase media-alta, tienden a ver medios internacionales y no los costarricenses, y así tener una mayor comprensión del mundo.


Reconocer el rol como formadores de opinión pero también el impacto en la cultura que tienen sobre los miembros de la sociedad es algo que se ha olvidado, y han pasado a saciar un apetito voraz por el morbo, lo pornográfico y el irrespeto de la mujer, en lugar de dotar de nuevos conocimientos y esperanzas de un mundo diferente.


Somos lo que consumimos, tengamos criterio, demandemos productos de calidad, no seamos pasivos.


¿Quién está dispuesto a dar el siguiente paso?













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